martes, 18 de diciembre de 2012

Odio diciembre. Y los finales. En los finales siempre se muere el bueno y el malo se casa con la guapa. Y no comen perdices. Manda huevos. Ahí sigo, sin seguirme. Sin dibujarme. Con las líneas rotas. Las ganas las dejé hace tiempo. El impulso me empuja. ¿Sinceramente? Me da igual. A mí ya todo me da igual.

5 comentarios:

  1. Pero los finales se puede cambiar. Destripa las perdices. Un beso grande grande. Muuuua

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  2. No seas derrotista, mujer. ¿Dónde está la Mariona intrépida y emprendedora que conocía? :P

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  3. Igual? No...nada da igual y por eso duele. Lo que hay que intentar es comprender, dificultosamente, que la vida tiene planes para nosotros. El resto que se queda en el camino, aquellas personas-situaciones a las que nos aferramos en el pasado y que no siguen con nosotros pero han sido vividas plenamente, se incorporan a nuestro bagaje de forma inmediata. Vemos todo el despliegue de energías que hemos despertado y lo que hemos aprendido, y así: cada vez hasta la sonrisa.

    Tú eres toda hacia delante. No te rindas...además pronto iré a visitarte...:) un besito enorme, linda.

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  4. Tu blog me gusta porque siempre tus letras son un mordisco de realidad; hoy debes soñar aún con pintar futuros, siempre estan por llegar nuevos comienzos detrás de cada final!

    Te dejo el link de mi página de facebook por si quieres seguirme, un abrazo!!!

    https://www.facebook.com/joancampstallerdesomnisblog

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  5. existen los finales felices, de verdad, hay que creer en ellos y reivindicarlos... y en caso de que nos toque alguno no feliz, inventar el feliz como sea.

    biquiños y lo mejor de lo mejor para ti y los tuyos.

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