viernes, 20 de mayo de 2011

Días.


Te despiertas gritando. Hoy me odio un poco menos que ayer. Ayer me quería un poco mas que hoy. Apagas el despertador que no te ha hecho falta y pones los pies en el suelo. Frío. A lo lejos oyes la lavadora que te recuerda que existes. Avanzas lentamente hacia el baño con los ojos entrecerrados. Te miras en el espejo y no te reconoces. Oh, mierda, las zapatillas. Tarde, demasiado tarde, ya te sientes los pies tan sucios como el resto del cuerpo. Como tu mente. Entonces, te diriges a la cocina y miras dentro de la nevera. Eliges. Preparas una cafetera y oyes al café subir borboteando. Y te sientas en la mesa, miras dentro de la taza y deseas ser capaz de tirarte dentro y no salir nunca más.