lunes, 17 de enero de 2011

To have and to hold.


Parafraseando a Risto Mejide, aquí no vienes a rendir cuentas sino a rendirte tú.
Esta es la pensión mas compleja del mundo. La cama de princesa, el sofá de puta de lujo y nada en la nevera. Las paredes llenas de mierda de años pasados y solo nosotros para limpiarlas. Para la luz, unos fusibles jodidos y muchas velas. Una intimidad que hostiga, que aprieta. Ets la soga que m'aguanta i mofega al mateix temps. En los cajones personales, las filias, las fobias. Lo que nos falta. Todo lo que nos sobra de nosotros. Zapatos rotos para niños buenos.
Y viene. Llega. La tormenta perfecta. El mundo. Tú. Yo. El suelo fregado con lágrimas recientes. Los interruptores fundidos a carcajadas. Los silencios hostiles y las tazas solitarias. El olor a frio. La soledad pegajosa.
Pero vuelve. Vuelve aquello que me recuerda, amor, que tú eres lo mas importante de mi vida.

miércoles, 5 de enero de 2011

Building a heart.


Perdona, he tardado mucho, lo sé. Estos días he estado muy liada. Con tanto corazón roto tengo mucho trabajo. Porque ya sabes que es muy dificil encontrarlos nuevos, ¿verdad cariño? Mírate, mírate que estás echa una pena.

El otro día tuve que bajar corriendo al mercadillo. Vísceras, válvulas, alambres para las sonrisas. . . Pero corazones no, corazones no había. Estaban todos demasiado ocupados latiendo. Este año hay una demanda enorme de latidos. Todo el mundo quiere sentir eso. Dicen que se ha puesto de moda. Llevar el corazón colgando del cuello y esperar a que te lo quiten. Regalarlo y no pedir nada a cambio. Yo opino que son todos unos gilipollas. El mío se queda aquí, en casa, debajo de la ropa. Y pobre del que me lo coja. Y tú deberías hacer lo mismo. Que cada vez que tienes que salir tras él te consumes un poco mas, niña. Mírate que flaca, que desvalida. Que te han roto el alma y no sabes como disimularlo. Obsérvate por debajo de los polvos y el rimmel y dime que no es verdad. Cuéntame que debajo de esa fachada no se ha roto nada. Miente como una bellaca.

Y no me cuentes cuentos. Hacer el amor no es la monda en patinete, claro que no. Si ni siquiera sabeis lo que es el amor. Tanto venderos y luego ni siquiera conoceis lo que comprais. No le querríais cagando. No le querríais borracho gritando vuestro nombre en medio de la noche. No, por supuesto, no.
La perfección no existe, muchacha. Querer no es mas que un molesto rubor en las mejillas, una lengua trabada, una palabra inventada.

Y nada, aquí viene el remedio para todo el asunto : hilo y aguja. Tiempo. Gíralo como un calcetín y cóselo por la otra parte. Y espera. Espera hasta que dejes de sangrar. Y no me des las gracias, dátelas a ti por existir.