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Ellas jugaban con el
equilibrio, sometían sus cuerpos a la mas estricta
dictadura. Sabían
recomponerse justo antes de romperse, convertían la
delgadez en deporte nacional. Y nunca dejaban de comportarse cual
bailarinas sin zapatos,
cautelosas, siguiendo un ritmo
invisible. Hasta los
huesos, hasta caerse enteras, hasta no poder
mas. Jugando con el joker y la
muerte día a día. Porque ya no les daba
miedo, habían estado tan cerca que ya no les daba miedo.
Ellas, niñas sin
muñecas, dulces
espectros de lo que habían
sido. Sombras,
pedazos. Y por supuesto todas se acordaban de cómo habían
empezado, de lo facil que había
sido. Y de ese equilibrio que cada vez era mas
imposible, de esas manos cada vez mas
pequeñas. Justo ahora y solo ahora empezaban a
comprender que el juego era para
siempre, que no se
podía volver
atrás. . .
y si quieres también. . .
ResponderEliminarLa autodestrucción tiene distintos colores, querida....
ResponderEliminarBesicos
pasos de baile...
ResponderEliminarA veces la vida convierte a mucha gente en una especie de bailarina, que cada vez va a más y no puede evitar seguir bailando.
ResponderEliminarUna vez que encuentras el equilibrio es muy díficil volver a perderlo aunque quieras y lo desees con todas tus ganas.
Cambiar de oficio cuando te acostumbras es casi una quimera.
Un saludo.
Me ha sorprendido esta visión de las bailarinas. Ahora veré las pinturas de Degas desde otro punto de vista, muy alejado de la docilidad y tranquilidad de sus bailarinas. un saludo!
ResponderEliminarBaile de autómatas. Baile hermoso. Baile carcelero. Baile fastuoso...
ResponderEliminarTodos nosotros, también, inmersos en un baile similar...
Besos MARIONA
Bravo!!!
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